
La rapidez en la que suceden las cosas, la exigencia de los clientes en respuestas rápidas y que se traslada en presión hacia los empleados y procesos, nos obligan a la toma constante de decisiones.
Ello hace que a veces tengamos la sensación de que nuestro negocio se tambalee, de que no siga el rumba marcado a lo largo de un cierto. No, no es una consideración particular o individual, el sistema (el cliente / usuario) nos obliga a replantearnos continuamente nuestras soluciones y a ofrecer productos y prestar servicios cada vez mas satisfactorios, ágiles y eficiente.
Para ello el equipo es la parte esencial de la organización, para conseguir los objetivos y resultados deseados, debemos estar preparados para, con la información que dispongamos, estar atentos a los envites del sector, de nuestro entorno, de la competencia, de las administraciones y seguir en la senda trazada, salvando las incertidumbres del camino.
Todos los negocios pasan por situaciones diversas, no estamos solos en el mercado y nuestro producto o servicio no pude ni debe ser el mismo a lo largo del tiempo, debe adaptarse a los cambios y necesidades del cliente, aportando innovación y mejoras para ser competitivos de manera sostenible.
No cambiemos el objetivo, tomemos el mejor camino en cada momento, y si podemos, de la manera más rápida posible adaptemos la velocidad en la respuesta para la mejora nuestra competitividad.
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