Sí, uno de los objetivos de las empresas es ser rentables, entre otros aspectos para asegurar su continuidad en el tiempo.
Podemos hablar de distintos tipos de rentabilidades y seguro que al principio generaríamos debate, para seguidamente tomar el buen rumbo y establecer los criterios que a cada empresario o socio considere más adecuado.
La rentabilidad, al final (y también al principio) no es más que una simple operación matemática, que la podemos complicar todo lo que deseemos, y que es el resultado de deducir los gastos en los que hemos incurrido a los ingresos que hemos sido capaces de generar.
Ingresos – Gastos = Beneficio
Después de las tiranteces de los últimos años, donde el primer objetivo era sobrevivir, y en el que seguramente primábamos vender para generar ingresos, muchas empresas se han olvidado que una de sus razones de existir es la rentabilidad, con matices, pero las empresas deben generar beneficio.
Podemos hablar de distintos tipos de empresas, por ejemplo las sociales en
las que la rentabilidad se debe medir en otros términos, pero al final, debe generar un Beneficio suficiente para continuar la actividad y no depender en grado sumo de las subvenciones o de la administración directamente.
Son muchos los kilómetros de tinta que se han escrito sobre el significado de ingresos, y por lo tanto no vamos a entrar en este debate (ingresos del negocio, atípicos, etc.), así como de los gastos, donde podemos incluir todo tipo de inversiones realizadas en la medida que fiscalmente sea correcto, pero lo que si tenemos que tener claro es que al final, la última línea en la que anotamos el resultado como Beneficio debe ser positivo y proporcional a una serie de variables: volumen de negocio, sector, capitalización, riesgo, modelo de negocio, ciclo de vida del negocio, etc.
Para los modelos de negocio tradicionales, como la industria, el comercio, turismo, …. al final la rentabilidad es un valor a considerar. Otro aspecto es cuando hablamos de las denominadas empresas «.com» o internet, en las que parece que su único objetivo más allá de alcanzar una cifra de facturación el negocio es la venta de la propia empresa.
Revisar la estrategia y considerar la rentabilidad como un factor clave de negocio, debe estar presente en la mente todo empresario.
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