La velocidad con la que el entorno varía, los cambios tecnológicos, los nuevos modelos de relacionarnos, la multitud de productos y servicios nuevos que se generan a diario, requieren de una adaptación a estos cambios para sobrevivir.
Pero, realmente son cambios, es una evolución o le podemos llamar revolución.
Le hemos denominado e incluso nos hemos familiarizado con la palabra «crisis» para identificar un cambio repentino en nuestro entorno, en nuestro quehacer diario.
Venimos de un pasado, estamos disfrutando de un presente, pero lo que nadie conoce es lo que nos depara el futuro, el mañana, que ya está aquí. Todo tenemos claro que no será, ni de lejos, igual al período vivido.
Es por ello que todos y todo debemos adaptarnos y ser suficientemente ágiles para adaptarnos a estos nuevos entornos, a este proceso le denominamos transformación.
Transformar la estrategia es adaptar nuestros procesos, productos y culturas de las organizaciones a otro modelo que sea competitivamente sostenible.
Los productos obsoletos los cambiamos por otros de mayor demanda en el mercado, adaptamos nuestros procesos a veces por imperiosa necesidad, pero ¿y la cultura ? La cultura debe transformarse en la misma medida y ser capaz, en la medida de lo posible, de anticiparse a la nueva etapa, al menos visualizarla para poner en marcha los mecanismos oportunos para mantenernos en la cresta de la ola, digo cresta !!! en algunas ocasiones tan solo mantenernos en la ola para poder sobrellevar de la mejor manera y tener tiempo a implantar los cambios.
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