La ejecución de la estrategia se ha convertido en el elemento clave que nos puede llevar al éxito o al fracaso, a continuar de manera sostenible la organización o a no alcanzar los mínimos resultados para garantizar la continuidad de la misma.
La toma de decisiones, el equipo, así como interpretar el entorno, son algunos de los aspectos básicos que el manager debe tener en cuenta en su día a día.
La toma de decisiones, rápidas (algunas inmediatas) y acertadas (muchas sin tener toda la información que seria deseado).
El equipo comprometido con el proyecto para mantener viva la ilusión y el reto de crecer y desarrollar productos, servicios y soluciones en los mercados deseados.
En una situación como la actual, después de varios años de reducción drástica del consumo y la inversión, la interpretación del entorno no está en manos de todo el mundo.
Demasiados inputs, mercados maduros, productos y servicios efímeros, nuevo concepto de fidelización, accesibilidad instantánea a un mundo de información gracias a las nuevas tecnologías que llegan a cualquier rincón del planeta, entre otros, son algunos factores por los que la estrategia como filosofía pase a denominarse ejecución estratégica en su mas puro estado de re-flexionarnos la estrategia continuamente para adaptarla e implantarla inmediatamente. No hay tiempos ni fases, tan sólo un antes y un después que depende del «acierto» de cada uno, y les puedo asegurar que no es cuestión del azar. Los tiempos entre la planificación y la ejecución estratégica coinciden y no se pude fallar.
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