Siempre que pensamos en estrategia es para mejorar los resultados actuales, al menos los obtenidos hasta la fecha y disponer de una ventaja competitiva respecto a los demás.
Muchas veces, el factor principal sigue siendo el económico, ya que en él se sustenta la continuidad del negocio, priorizando en menor medida el resto de las partes implicadas.
Las tendencias de los últimos años viene siendo, y será sin ningún lugar a dudas, establecer criterios para mejorar también a las partes interesadas en todo el proceso y conjunto empresarial: socios, clientes, proveedores, empleados, sociedad y administración principalmente.
En este sentido las cosas van cambiando, de una concepción en que el beneficio era lo mas importante, por no decir lo único importante, a la evolución del concepto en el que integra el sentido de responsabilidad social desde el primer momento de la elaboración de la estrategia futura. Esto no va de broma, cada día son mas las empresas que van viendo como se ven afectados sus volúmenes de negocio y de beneficio al no disponer, de manera clara y visible, la responsabilidad social como «output» de sus resultados.
La estrategia, y en este sentido sus máximos valedores, los directivos, deben tomar las riendas de este nuevo estadio, de manera de pensar y de ejecutar.
Las nuevas organizaciones, las «startups«, los emprendedores, ya caminan en este sentido, y en el que hoy por hoy, la vuelta atrás no será fácil ni rápida.
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