Desde hace semanas se esta utilizando, en términos sociales, el concepto de hoja de ruta como el elemento que nos llevara a alcanzar «cierta» gloria aún por determinar.
En términos de gestión empresarial, la hoja de ruta es el camino que trazaremos y seguiremos para alcanzar los objetivos establecidos en el Plan Estratégico.
Si no hay Plan Estratégico, si no hay Objetivos, si no hay Metas, no puede haber hoja de ruta, en todo caso recorreremos un camino que nos guiará quién sabe dónde.
Tampoco podemos referirnos al concepto de hoja ruta, como el camino recorrido, refiriéndonos al pasado, sino al camino a recorrer.
La hoja de ruta se establece identificando el punto de partida y los objetivos a alcanzar, de manera que sirva para proveernos de los recursos (materiales, humanos, económicos, tecnológicos, etc.) necesarios y un calendario adecuado para abordarlo con éxito.
Es tan sencillo como cuando preparamos un viaje en coche, en avión, en transporte público o a pie, seguramente los tiempos necesarios para el viaje, el equipaje, los costes, etc. serán significativamente distintos según tomemos una u otra decisión. Ello será nuestra hoja de ruta.
Siempre, en cualquier hoja de ruta debemos disponer de un plan alternativo o B, que nos ayudará a solventar cualquier inconveniente en el camino y que seguramente y mas con los tiempos actuales, no serán pocos, así que todas las alternativas deben ser consideradas para escoger la que consideremos mejor y tener en la recámara la capacidad de reacción ante los imponderables. A medida que vayamos avanzando en la hoja de ruta, tendremos mucho mas cerca la meta y con el ello veremos el objetivo mucho mas alcanzable.
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